top of page

MORTALES EXTRAVAGANTES
  (2021)

Dirección y producción: Manuela Illera

Guión: Lina Bravo, Catalina Gómez

​

Para iniciar esta segunda temporada de Mortales Extravagantes vagaremos por pensares y latidos alrededor de la noción de resistencia y de tecnologías de representación de la verdad. Entendiendonos como un sistema complejo, dinámico, donde del caos, el conflicto y las fricciones, emergen la fertilidad y las posibilidades. Hablaremos de formas creativas de resistencia a esas representaciones hegemónicas, 

 

Para nosotras, lo extravagante, que viene de andar errante por fuera de los límites,  es rareza, singularidad, anomalía, originalidad, excepción, extrañeza, improbabilidad, excentricidad, desviación  disparate, locura, chaladura, distinción, particularidad, peculiaridad, absurdo, payasada, bufonada, increíble, insensatez, fabuloso, anormal. 

 

Es camino y es juego, es posibilidad de practicar la libertad fuera de los límites rígidos de la “normalidad”. Mientras nos enseñaron a hacer todo lo posible por parecer normales y huir de la rareza, nosotras la abrazamos y le prendemos velas a su altar. 

 

Poniendo un poco de atención a lo que pasa en este mundo lógico, ordenado y normalizado, vemos que crujen las placas de hielo en los polos, vastos incendios arrasan con selvas y sabanas, los ríos corren contaminados y hay islas de plástico en el mar. Vivimos en un sistema donde el capital tiene más valor que la vida misma y en ese orden de ideas, hemos sido clasificados, ordenados y representados a través de un sistema de valores patriarcal, capitalista y colonial. 

 

Son inmensas las posibilidades de representación de la realidad. ¿Cuántas formas de vivir, recorrer un territorio y recordarlo hay? ¿Cuántas maneras de ser cuerpo? ¿Cuántas maneras de contar historias, de comunicar la experiencia hay?

​

La vida es frágil y la maquinaria del poder es expansiva.. La brutalidad de este sistema de muerte opera desde el bolillo en la esquina de una plaza, una motosierra en el monte, hasta dentro de nuestra propia cabeza. Los policías más poderosos viven allí, decía Boal. Si no combatimos esos policías de la cabeza, siempre daremos razón al opresor y nos hundiremos en avalanchas de imágenes e injusticias tratando de encajar dentro de las representaciones o formas aceptadas de ser en la realidad. El poder ha creado y sembrado una narrativa única, lineal e intocable de la realidad y de la historia. 

bottom of page